la dieta mediterranea
La noción de dieta mediterránea se introdujo en la década de 1950, cuando el nutricionista estadounidense Ancel Keys observó cómo la población de la cuenca mediterránea tenía una mayor longevidad y al mismo tiempo una menor predisposición a diversas patologías en comparación con los habitantes de los Estados Unidos. De esta observación, consolidada por el Estudio de los Siete Países, nació la concepción moderna de la dieta mediterránea como una dieta caracterizada por una variedad de ingredientes capaces de aumentar el bienestar de las poblaciones que la siguen.
Dieta es un término que indica un conjunto genérico de alimentos que un individuo debe tomar para promover las funciones de órganos y tejidos o una dieta específica a seguir para vencer el exceso de peso. En realidad, la dieta mediterránea es mucho más: un estilo de vida y un conjunto de costumbres que caracterizan la tradición del área geográfica mediterránea. En los últimos años se ha convertido en una parte integral de la vida moderna; no en vano, la UNESCO ha decretado la importancia de este modelo nutricional con el reconocimiento de la dieta mediterránea como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La dieta mediterránea se vale de alimentos sencillos, de buena digestibilidad y con efectos beneficiosos comprobados por la comunidad científica. En primer plano está el consumo de comidas tradicionales de los países de las costas del Mar Mediterráneo; estos incluyen cereales, 50% integrales, aceite de oliva, frutas y verduras. A estos se suman el consumo de pescado, carnes blancas, huevos, legumbres, vino y dulces. Los alimentos que propone la dieta tienen una gran cantidad de carbohidratos complejos, útiles con fines energéticos; además tienen un alto contenido en antioxidantes y vitaminas, preciados aliados en la prevención de graves patologías. Pescados como las anchoas y las sardinas contienen omega-3, grasas con importantes propiedades: optimizan el funcionamiento del corazón y, por tanto, son útiles en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Los nutrientes que componen el aceite de oliva, las frutas y las verduras tienen un importante efecto antioxidante, capaz de actuar positivamente en la prevención de algunos tipos de cáncer y otras patologías relacionadas con el sistema nervioso, incluido el Alzheimer. La dieta mediterránea también es capaz de prevenir y combatir el sobrepeso y la obesidad, así como disminuir el nivel de colesterol malo, reduciendo los riesgos asociados a las enfermedades cardiovasculares.
Un estudio reciente de la Universidad de Padua ha establecido que la dieta tiene efectos decididamente positivos en la calidad de vida de quienes la siguen, capaces de influir positivamente incluso en la esfera psíquica. Miles de personas que seguían la dieta mediterránea fueron monitoreadas en el estudio. Los resultados destacan los efectos positivos de los nutrientes incluidos en el modelo mediterráneo, entre los que se encuentran las fibras, los antioxidantes y las proteínas, que actúan sobre el estado de ánimo contrarrestando patologías como la depresión. Los síntomas depresivos entre los pacientes que habían seguido el régimen habían disminuido en aproximadamente un 30%: el consumo de frutas, verduras, cereales, legumbres y vino, por lo tanto, contribuyó significativamente a la mejora del bienestar de las personas que habían seguido el régimen Mediterráneo. .
Para disfrutar plenamente de los beneficios de la dieta mediterránea es necesario en todo caso adoptar un estilo de vida que incluya productos alimenticios de calidad, así como una práctica deportiva continuada en el tiempo.
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